lunes, 15 de diciembre de 2014

Fui hombre

Una de las tantas mañanas a las seis
las acelgas, penca tras penca,
fueron robándome la infancia.

Era agosto y yo grité nunca más
-a las docenas que Don Tapia jamás pagó-
después de haber olvidado apagar la vela
que me despertó con un cálido abrazo de llamas.

Esa mañana despertamos todos en casa
que era un cuarto
de machimbre y chapa, seis por cinco.

Era agosto cuando lo miré y dije
-primo, basta, ya no más,
esto no tiene que ser nuestro futuro-.

Sin embargo
esperé diez años para que fuera legal

el quitarme el frío con un trago de alcohol.


Mi presente

Los  años arrollaron mi cuerpo.

La bolsa el trago la seca
los atajos.
La moral el amor la tristeza
más atajos.
Los otros mi reflejo el infierno.

Escapé hacia el final.

Estoy en la frontera
estoy en la angustia

estoy en un atajo.