lunes, 23 de noviembre de 2009

Te prohíbo olvidarme


Mis dedos sobre las teclas
ya no vomitan versos agrios
y el olvido se abandonó a la remembranza,
cerrando la puerta que construí
para entrar sin haber salido.

La vida se me deshace
gota a gota, en el vacío del vaso,
en la adicción al trino de los pájaros que ya no vuelan.

El humo y las flores
se mezclan en el infierno, dentro de tu cráneo
prohíbo olvidarte de mí

Me he puesto la corbata
como más te gusta, colgada al techo.

Intentando sacar el piano del aljibe
me entregué al deporte literario,
a la velocidad de la pluma
pero estamos un poco lejos ¿no te parece?

Yo respirando recuerdos
y tú viviendo como si nada.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Te sentí


Tan cerca, tan mía.
Lejos ya el pajal
y la arena diluyéndose entre mis dedos.
(en las puertas del dédalo).

Cierras mis ojos.
Tus manos dibujan paisajes inciertos
en mi rostro,
acarician mi cabello
y susurras a mi oído,
murmullos,
mi existir y tu aroma.

-Te sentí
tan cerca
que tomé la flor por las espinas-
Tan cerca,
deshojándome.

Tus besos adagios,
en tus labios, hiel
y caricias escarchadas.

Mi marchitar, tu júbilo,
el triunfo, tuyo el disfrute
de arrancarme la piel.
Sola de espinas
te sentí.

Ella


Ella era mi refugio en este infierno, mi salvación.

Solo una puta cruz sobre un pedazo de tierra sin flores
de mi madre conocí. Pero de lo que tuve fue lo mas real.

Noches enteras pase imaginándome su rostro,
la busque en cada fragmento deshojando fe
hasta convertirme en una mentira.

Si continué fue por una esperanza moribunda
de que llegase en algún momento una maldita explicación.
Esa brisa que suavemente arrastrase lo que quedara de mí.

Pero al final
me cansé de levantarme cada mañana para volver a caer.

Me cansé de todo


Me cansé de los días de la madre sin madre
y de los terceros domingos de junio sin ti.

Hoy me quedo acostado sin buscar siquiera la sombra de lo que fuiste,
no me alcanzan las migajas ni me sirven las cenizas.

La palabra más dulce o el silencio más crudo,
los grises no llenan ni los llantos sin lágrimas valen.

Para mí, la vida ha sido dolor sin calmantes
no quiero promesas como anestesia ni vendajes de efímera felicidad,
no me sirve tu juramento de volver si tienes que partir.

Ya aprendí a no creer y a ser mi propio dios.
Tragué mis penas para vomitar una sonrisa tan perfecta, tan falsa;
me volví piedra para no sufrir.

Deambule mendigando te quieros,
y en el intento de llenar el vacío que lleva tu nombre, fui hombre.

Mi juego favorito fue sobrevivir, mi sueño un pedazo de pan,
mi meta un día más y mi paz la cruz sobre su tumba.